Plaza de la revolución

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lunes, 8 de enero de 2018

Yaimé Pérez con el disco en la mano

Por Rogelio Ramos Domínguez

Songo-La Maya, Santiago de Cuba, 8 ene.— Entró a la cafetería y me alcanza un olor dulce. Hay gente en todas las esquinas: hablan, beben alguna cosa, escuchan música, justo antes de hundir la mano en el bolsillo me llama un mulato de cerveza en mano y me dice:

"Mira quién está ahí". No adivino, imagino será un cantante; alguien por el estilo, pero señala a una muchacha que aun sentada se nota bastante alta. El pelo le cubre casi toda la espalda:"Ni idea", logro decir y el hombre me saca de apuro: "Es Yaimé Pérez". Me ha dicho y voy a saludarla.

Contrario a lo que puede parecer Yaimé Pérez; La Rusa, como la conocen sus amigos de la infancia es una mujer agradable, tiene una musculatura propia de discóbala empedernida, pero rie cuando le hago la historia, la beso, parece más bien tìmida. Le digo que su gente le quiere y le reconoce y amenazo con ir a su casa. Acepta. Horas después bajo la llamada carretera del Manguito en La Maya, logro instalarme en su pequeña sala, un sitio donde hay reconocimientos, medallas, una mascota de juegos olímpicos. Me cuenta parte de su historia:

Yaimé Pérez encuentra su disco

Comencé en la primaria, Educación física, mi profesora Elia me llevó a una competencia pioneril en Santiago y cuando tenía 12 años entré   a la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (Espa), ahì comencé con eventos múltiples, y ya me incliné por el lanzamiento del disco que era en lo que mejor me iba. Uno casi siempre hace bala o disco y el disco era el mejor. Eso fue a los 12 años, que es la etapa escolar.

A los 13 años fui plata en bala y disco, luego fui campeona nacional con 14 años y a los 15 entré al equipo nacional. A los 19 fui campeona mundial juvenil y alcancé el oro con un lanzamiento de 56.01, después fui a los juegos del Alba donde tambièn gané el oro.

Mayores

A los 21 años comienzo a crecer en resultados y lancé 66.01, participo en el mundial del 2001; ahí pasé a la segunda fase pero no llegué a la final. En 2015 tuve una marca de 67.13 metros (En la 9na parada de la Liga del diamante en Lausane, Suizle. Le ganó a Sandra Perković.

Mundial 2017

El mundial fue muy duro para mí. Yo soy una atleta que necesita mucha competencia. Pasé a la final con la mejor marca y después no sé, cuando el primer lanzamiento fue foul ya no estaba bien. Quise más y fue foul otra vez. En el tercero no supe reponerme. Fue muy triste.

Sentí que el estadio se me caía encima, ya no supe cómo reaccionar. Quiero mi medalla y sigo entrenando.

Sandra Perković, Denia Caballero


Ellas son muy buenas competidoras Con Denia tengo buena comunicación, no entrenamos juntas pero nos llevamos bien. La Perković es excepcional. Hemos compartido, pero no nos comunicamos mucho. Ella habla un poco de español y a veces, nos saluda. Es muy competitiva y  no le gusta perder. Le ganas y te mira con mala cara. Yo le he ganado cuatro veces y me ha mirado con mala cara. Dice Yaimé y rìe.

Futuro

Mi añoranza como cualquier atleta es ser campeona olímpica y mundial. Ahora vienen los Centroamericanos y espero tener un buen resultado. Entreno mucho para eso.

No ha faltado el que, quizà sin pensarlo, ha dicho que Yaimé Pérez le decepciónó. Es fàcil soltar dos palabras al viento. Estar ahì, en esa jaula con el disco atrapado entre las manos y bajo la mirada de millones de almas palpitantes, esa presión, la conoce bien esta muchacha.

Su cuarto lugar en el mundial pasado muestra futuro, esta joven (29 de mayo de 1991) de La Mina, La Maya, se ve con ganas de seguir. La cuesta es alta pero las fibras de sus músculos apuntan a lo alto.

Me voy de su casa feliz. Yaimé Pérez no es el ser inextricable que me habìan anunciado, es más bien tìmida. Tanto que terminamos de hablar y se me pierde tras una cortina, su madre nos abraza y rìe. Ya nos conocemos, desandamos el barrio, nos compartimos los videos

de Yaimé y sabemos que hay ahì una gran atleta. Una joven a la que admiramos cada uno en el amor que le toca. Una campeona quien aun cuando esté en medio del diálogo, parece tener el disco en la mano.

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